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El hambre

19/02/2025
El hambre

Por Juliana Chacón 

 

Un hombre revolvía el container a pocas cuadras de casa. Era sábado, 9 de la mañana supongo. La imagen inusual en esta ciudad tan pequeña empezó a repetirse. A los pocos días, otro dormía en la vereda sobre un colchón de cartones. A los pocos meses los carros de los cartoneros empezaron a aparecer. Un flasback al 2001, el día de la Marmota. Lo inefable emergió frente a mis ojos y entonces la literatura ¿qué? "Sentada la vieja dama/sabia construyendo sus metáforas,/ a tanto costo el perfil forjado/ cuando todo se desarma', escribió Diana Bellessi. 

En este día de la Marmota, aparecen multiplicadas las imágenes que ya vimos. El dueño de una de las parrillas dice que cada vez más se acercan ya no a pedir comida sino la sobra de los platos. No es ficción. Es realidad pura. Es el cincuenta por ciento o más de los niños por debajo de la línea de pobreza. Es el hambre frente a nuestros ojos.

En 'El hambre', un cuento de Manuel Mujica Lainez, se lee: '…ahí está el angustiado implorar de los que roe el hambre, y cuya queja crece a modo de una marea, debajo de las otras voces, del golpear de las ráfagas, del tiroteo espaciado de los arcabuces, del crujir y derrumbarse de las construcciones ardientes'.

Los bienaventurados trabajadores en blanco, con paga mensual o quincenal o semanal, sensibilizados frente a la pérdida salarial, aprovechamos los sábados y hacemos cola en los negocios porque es día de descuento. Todos conocemos a alguien que le regatea al que corta el pasto y posterga a la empleada doméstica para reducir la paga mensual. ¿Quién no se quejó del aumento de la nafta? Hay quienes dejaron de llevar el auto al lavadero porque es una locura lo que están cobrando. Todos nos quejamos de cómo están las cosas, en la vereda, en el almacén, en la sala de espera. Pero miramos los noticieros indignados por los que quieren cortar la ruta o interrumpen el tránsito y no dejan trabajar. 

'¿Quién empuja ahí? Quién dice/no, a la belleza casi bajo/ control. Cómoda allí, yo no/ Quién trae sin tregua los rostros// sufridos, sombreados rostros/ bajo sudor y fuego de hogueras/ encendidas en la cruz que corta/ las carreteras. Nosotros// somos, dicen, aún seremos/ las gemas brillantes de lo humano/ alzadas en medio del desecho/ Nunca diremos sí, no// al lugar donde ahora/ nos arrojan, rostro de lo humano/ asaltando mi triste, casi cómodo/ y suave corazón', continua Bellessi.

Mariana Enriquez escribió 'El carrito', un cuento brutal situado en 2001: "Mamá lo vio primero. Venía de la esquina de Tuyutí, por el medio de la calle, con un carro de supermercado muy cargado, y todavía más borracho que Juancho, pero se las arreglaba para empujar la basura acumulada, botellas, cartones, guías telefónicas. […] Hacía calor esa tarde, pero el hombre llevaba un pullover viejo, verdoso. Debía tener unos sesenta años. Dejó el carrito junto al cordón, se acercó al coche y, justo del lado que le quedaba mejor a mi mamá para verlo, se bajó los pantalones.

Ella nos llamó a lo gritos. Nos acercamos y espiamos por las rendijas de las persianas los tres, mi hermano, papá y yo. El hombre, que no llevaba calzoncillos bajo un mugriento pantalón de vestir, cagó en la vereda, mierda floja, casi diarreica, y mucha cantidad; el olor nos llegó, apestaba tanto a mierda como a alcohol.

Pobre hombre, dijo mi mamá. Qué miseria, a lo que puede llegar uno, dijo mi papá.

[…] Juancho cruzó la calle, corriendo, y empujó al hombre, que todavía no había tenido tiempo de levantarse, ni de subirse los pantalones. El viejo cayó sobre su propia mierda, que le embadurnó el pullover, y la mano derecha. Sólo murmuró un ay.

–¡Negro de mierda! –le gritó Juancho–. Villero'

Ambos cuentos, el de Mujica Lainez y el de Enriquez, ponen en escena la crueldad del hambre y el canibalismo. Lo inhumano se narra, se expone ante los ojos del lector.

En su poema 'Piqueteros' (Tributo del Mudo), Bellessi dice: 'nada de lo humano ha/ quedado frente a ellos y la lágrima/ del alma dentro de ellos se ha secado, / se ha perdido del torrente// ¿Qué hemos hecho? ¿Somos cosas?// ¿Somos sombras que atraviesan/ un ecran? Humanizar el mundo/ se dijo, ¿era esto?'.

El hambre estos días se hace visible por todos lados, el sonido de los carros, los que pasan vendiendo medias, estampitas, un poco de fe que los salve. ¿Humanizamos el mundo? Cada vez más sumidos en nuestras desgracias personales, en nuestras premuras por sobrevivir, vamos haciendo caso a quienes complotan contra cualquier posibilidad de volvernos un frente común, una comunidad.

'Se amasan las fortunas, se cargan los bolsillos/ De presa seca, de oro falso de vermouth/ Me acaban el cerebro a mordiscos/ Bebiendo el jugo de mi corazón/ Y me cuentan cuentos al ir a dormir/ A un cordero de mi estilo/ A un caníbal de mi estilo/ Voy al Coliseo a prenderme fuego/ Mi racha de novato nunca cambiará/ ¡Por favor! Que el adiós no se alargue/ Me cansé de tanto esperar/ Cuando el fuego crezca quiero estar allí', saltaríamos en pogo. Pero Los Redondos ya no tocan.

 

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