En manos de ratas y héroes

Por Martina Dentella
La lucha por la educación pública y de calidad es una lucha por la democracia. La comunidad argentina ha demostrado su determinación en defender este derecho adquirido.
Durante las últimas semanas se especuló con la capacidad de convocatoria de la marcha federal universitaria que se realizó ayer. Se analizó si superaría o no la del pasado 3 de abril.
Y los anticuerpos sociales frente a la avanzada del gobierno de Javier Milei se activaron y mostraron consenso frente a determinadas conquistas: la universidad pública no se toca.
Entonces, filas incesantes de familias, estudiantes, trabajadores, abuelos, nietos, docentes, marcharon al Congreso nacional para rechazar el veto de Milei al financiamiento que recompone el presupuesto universitario. En medio de este grito unísono, un fuerte operativo de seguridad ordenado por Bullrich dificultaba la llegada a la manifestación. Las agrupaciones y organizaciones estudiantiles que se acercaron a la Plaza de los Dos Congreso se encontraron con calles valladas y con policías de civil.
Entre los carteles más icónicos típicos de estas movilizaciones se destacaban los que rezaban: 'Lo esencial es invisible al presidente'; 'Sean eternos los laureles y la universidad pública'; 'Milei paparulo metete el veto en el culo'; 'No recortes nuestro futuro'; 'Los bastones nos vivieron jodiendo pero los lápices siguen escribiendo'; y 'Acá estamos los nietos del cordobazo'.
Hay, todavía, en esta comunidad que no reacciona ni se levanta frente a la miseria organizada, frente a cifras tétricas de hambre, consternación e indigencia, una reserva particular vinculada al derecho a la educación pública y de calidad. Porque además es, en términos sencillos, la posibilidad no solo del ascenso social, sino de ser mejores.
Horas antes de que transcurriera, el sociólogo y docente Pablo Alabarces comentaba en una nota radial, que hay un dato 'fantástico' es el de matriculación y aseguraba que es mucho más importante que el de graduación. Explicaba que una sociedad mide el Índice Desarrollo Humano (de la ONU) en cantidad de población matriculada. No de población graduada. Porque se entiende que si pasás al menos dos días por la universidad, estás mejor que dos días antes. El solo hecho de pasar por la universidad te da otra perspectiva de la vida, una serie de conocimientos, otra preparación para el mercado laboral, y si por una serie de circunstancias no la terminás no importa, estás mejor parado que antes de comenzarla. Y esto, la matrícula universitaria en Argentina creció fenomenalmente desde el retorno de la democracia hacia acá entre otras cosas, por la creación de universidades en todo el país, que permiten el acceso a generaciones cuyos padres nunca la habían pisado. Eso es inevitablemente mejor para una sociedad.
Y aunque está por fuera de las posibilidades de quien escribe desarrollar este punto, es seguro que las universidades son parte de la solución a los problemas que atraviesa Argentina en todas sus aristas, y contribuyen a ser un país más justo, menos desigual.
En paralelo, la política. Comenzada la noche, el Gobierno comunicó el veto a la ley de financiamiento. Ya lo había prometido. En el comunicado definen a la Ley de Financiamiento Universitario como un "irresponsable proyecto de aumento de gasto público" que atenta contra el equilibrio fiscal. Entre los derroteros seguros que nos esperan está claro que apelará a reunir los votos necesarios en la Cámara de Diputados que le permitan sostenerlo. El radicalismo, que ya se los entregó para rechazar el aumento a los jubilados, volverá a tener el poder en sus manos.
La libertad que le delegó un sector de la sociedad a este gobierno tiene límites. Este es uno claro.
Sin universidades, sin ciencia, sin desarrollo, sin saber, sin conocimiento compartido, sin acceso igualitario a todo eso, no hay libertad. Sin libertad no hay democracia. Todo depende de las ratas y los héroes.
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