La voz que encendía las mañanas

'Hace frío en el invierno de la pampa chacabuquense, pero dos fuegos cortan las bajas temperaturas y los cuerpos almidonados: el mate y la radio encendida. Chocho Martini coquetea con sus cuerdas vocales para izar algunas noticias del orden local y una cantidad inclasificable de chismes del pueblo que lo escucha. Su voz es capaz de cualquier cosa, de convidar con su opinión y con su risa, sus anécdotas personales, una publicidad o una información leída'. Así comienza el capítulo del libro 'Quién es quién en Chacabuco', de Lucía Miori, dedicado a Juan Pedro 'Chocho' Martini, que durante varias décadas fue el encargado de poner su voz en las mañanas de la ciudad y la zona a través de LT36 Radio Chacabuco, la emisora que su padre -también llamado Juan Pedro- y un grupo de socios pusieron al aire allá por julio de 1973.

Según se cuenta en la obra, publicada en 2007, Juan Pedro creció entre cables, micrófonos y parlantes. Es que desde mucho antes de que naciera LT36 su padre tenía la recordada Publicidad Martini, un sistema de radio que primero se podía escuchar a través de parlantes instalados en distintas esquinas y en una etapa posterior llegó al interior de los hogares.

Juan Pedro contaba que el circuito cerrado radial se extendía, en un extremo, hasta el almacén de Frontera, que se encontraba en avenida Garay e Italia; en otro hasta donde hoy está la Escuela Nª 45 y también hasta la carnicería de Viscubi, situada en la avenida Perón, cerca de la Estación de Tren, y hasta el almacén de Gianonne, en la avenida Arenales. También recordaba a muchos de quienes pasaron luego por los micrófonos y las consolas de Radio Chacabuco, como María Ester Sánchez, Rubén Ramírez, Osvaldo Martignone, Aldo Dío, Gladys Abué y su familia, Obdulio Schettino, Obdulio Reynoso, Norberto 'Titi' Longo, Daniel Levy, Hugo Sánchez, Alfredo 'Piki' Marziali, Javier Biscotti y Julio César 'Liyo' Gabriele.

'En esta radio hicimos de todo, todo lo que se te pueda ocurrir: transmitimos Fórmula Uno, boxeo, otros deportes, no sé si no he transmitido hasta un partido de bochas', bromeaba, además de expresar con orgullo que la emisora tenía en su staff dos programas de gran calidad, como 'Dimensión de folclore' y 'Frecuencia tanguera', conducidos por Ramón Lareu y Carlos Gargaglione.

Igualmente, en su opinión, más que música, los oyentes requerían palabras. 'Acá se estiló música cada tanto, pero lo que más necesita la gente es comunicación familiar, cómo enterarse de las cosas, que sean como te las cuentan en la confitería o como en casa', decía Chocho.

'Si bien Chacabuco es una ciudad de 50.000 habitantes, no dejó de ser el pueblo que fue siempre. Además, es para chusmear', expresaba también en sus declaraciones para el libro. Otra frase: 'A mí me critican todo, las buenas y las malas, pero me da bronca cuando me dicen que me escuchan porque se divierten con las boludeces que digo'.

'No todos los días se tiene algo para decir, salvo que te pongas a leer el diario o un libro completos. A mí me gusta dar la opinión de lo que leo', expresaba también Chocho, además de recordar, volviendo a su primera juventud, cuando con sólo 14 años manejaba un auto de su padre y, paralelamente, leía publicidades que se escuchaban en un parlante instalado en el techo del vehículo. No sólo eso: también llevaba un tocadiscos cuya música atraía a los chicos en las esquinas en las que paraba.

Así fue la vida de Juan Pedro Martini, siempre ligada al mundo de la radio, hasta que un 29 de septiembre de 2009 en los estudios de Radio Chacabuco alguien, con la voz temblorosa, debió leer la necrológica que anunciaba su fallecimiento.