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Lo que el viento se llevó

01/09/2024
Lo que el viento se llevó

 

Alquilar una película era hasta no hace mucho tiempo, una manera de pasar las tardes de frío, festejar un cumpleaños, o cuando la lluvia te frustraba el plan para salir al aire libre y un mimo para los amantes del buen cine, los estrenos y los clásicos de siempre.

¡El plan perfecto sin lugar a dudas!

¡Era toda una odisea recorrer las estanterías y dar justo con la indicada!

Una ceremonia que nos enviaba directamente y sin escalas, a la comodidad del cine en casa, con toda su impronta y su calidez.

¡Era costoso alquilar películas todos los días! 

Se dejaba para ocasiones especiales o un finde lluvioso y frío.

Muchas veces teníamos la suerte de dar justo en la tecla y se disfrutaba cada minuto.

Y al otro día había que devolverlas y de paso hacer una investigación minuciosa para la próxima vez.

Hoy las diferentes plataformas nos brindan la posibilidad de elegir mirando la pantalla, repetirla si nos gustó mucho, dejar en pausa para ver el film con mas tiempo o buscar en los perfiles de niños o adultos en pocos minutos y sin temor a equivocarnos.

Eso tiene el espíritu de la tecnología a la hora de mirar una película.

Ya dejó de ser un plan perfecto para pasar a ser rutina, un pasatiempo o la  excusa ideal para quedarse en casa.

Vamos a desandar este camino y recordar detalles de la mano de una ex dueña de un video club ubicado en Avenida Vieytes que por razones obvias cambió de rubro pero no se olvida de esa época vivida entre historias de amor, de guerra, dibujos animados y las tradicionales películas condicionadas, entre otras.

Lilian Bustos nos recibe con una sonrisa para comenzar su relato.

Corría el año 1990 cuando Lilian Florencia Bustos y Arturo Van der Weden se embarcan en un emprendimiento que a lo largo de los años fue furor. Un video club. LAMG.

Las siglas de sus primeros nombres; Lilian; Arturo; Martín, su primer hijo y la G de su segundo hijo, Guillermo.

Exactamente el 13 de abril de ese año, Lillian alquila su primer película. Un día después de su cumpleaños.

"¡Comenzamos con apenas 240 películas!" "¡Nada!" Comenta convencida.

"No fue el comienzo que esperábamos. Alquilábamos 10 a 13 películas por día cuando Arturo pensaba que íbamos a alquilar mas de 80"

"En ese momento también teníamos el negocio de electricidad. Con el tiempo, el video club absorbió a dicho negocio. Arturo siempre decía que no había nacido para ser electricista. Ama el cine y sabe mucho sobre el tema."

"Cuando éramos novios íbamos al cine Español y de ahí al cine Porteño. 

Nos dimos cuenta que no era tan fácil pero de a poco y con mucha tenacidad fuimos creciendo. Mi ex esposo tenía que viajar a Buenos Aires con los dólares y en colectivo .Eso nos daba  mucho miedo. Llegaba tarde, casi medianoche y a esa hora nos dedicábamos a poner en vidriera los afiches de las nuevas películas originales para que al día siguiente la gente los viera.

Eran todos estrenos y así fuimos prosperando hasta llegar a estar todo el día hasta la noche muy tarde atendiendo.

Como a él le gustaba tanto se quedaba en el local mirando películas y la gente seguía entrando.

Recuerdo que muchas veces venían a vender películas desde Buenos Aires y nos fuimos stokeando. Se pagaba todo en dólares, pero ya era un furor y alquilábamos muchísimo.

Éramos fanáticos y la gente nos pedía consejos a la hora de elegir".

¿Siempre estuvieron en este local?

"!Si! Siempre en Vieytes 159"

"Estábamos todo el día.  A veces nos turnábamos para descansar porque ni un mate llegábamos a tomar.

A las condicionadas las teníamos altas para que no las vean los chicos y todas por número con un código así nadie se enteraba que llevabas.

Estaba todo organizado. Por ejemplo, si estaba la ficha roja en el estuche es porque la película no estaba y así no perdíamos tiempo en buscar.

Llegamos a tener tres ficheros.

Se trabajaba mucho! No teníamos domingos ni feriados pero crecimos rápido y como él conocía tanto también lo disfrutaba"

¿Respetaban los clientes el tiempo y forma de tal dinámica?

"No todos eran responsables pero por suerte, eran pocos. Nos devolvían las películas sin rebobinar. Muchas veces teníamos 300 o 400 películas en el suelo ; los clientes tenían que esperar. Y cuando abríamos la caja era de otro video. ¡Una locura! ¡Ahí salía yo hasta el otro video club a cambiarla."

"Siempre me tocaba a mi ir a buscar las películas que no nos devolvían. Un domingo cansada ya de ir una y otra vez a una casa me traje la ropa que estaba tendida.

Luego vino el cliente y me devolvió la cinta y yo le devolví la ropa", confiesa sonriendo

"También iba hasta las quintas y después de tanto trabajo la película no era nuestra.

Nos daban nombres y DNI falsos. También direcciones que no existían. Me han robado películas y videocaseteras.

Tuve que hacer varias denuncias. Muchos se olvidaban que nos debían y volvían al tiempo como si nada. Ni se acordaban o tal vez fingían demencia"

¿Pasaron por un mal momento alguna vez?

"En una ocasión nos hicieron una multa por una confusión con la DGI. ¡Tres días de clausura! ¡Todo un duelo!" confiesa.

"Venían cada tanto a hacer inspecciones y llamaban a los vecinos de testigos que no entendían nada de películas originales o no. Nosotros les teníamos que explicar pero gracias a Dios nunca tuvimos mas problemas" 

¿Cuáles eran los días y el horario en el que más se trabajaba?

"Se trabajaba todo el día y como dije, apenas podíamos tomar un mate. Íbamos a cenar muy tarde y así era siempre. ¡Horas y horas ahí dentro!

Pero había un amor incondicional por el cine de parte nuestra y eso lo hacia mas llevadero"

¿Hasta qué hora estaba abierto el video club?

"¡Hasta cualquier hora! ¡Una locura! ¡Los días de fiesta nos esperaban en la vereda!"

¿Qué otros productos tenían?

"Además de video caseteras teníamos productos de sex shop, rollos de cámara de fotos ,jueguitos, cd, y casetes"

¿Qué les dejó tanto trabajo?

"No supimos administrar bien la plata. Mi ex marido hoy día, no supo invertir pero por suerte compramos este local que era de mis suegros. Nunca pagamos alquiler pero logramos juntar el dinero y hoy es todo nuestro"

¿Interactuaban con los otros videoclubes de Chacabuco?

"No y era una pena. Ni siquiera nos pudimos reunir para compartir gastos de transporte.

Podríamos haber abierto un domingo cada uno para descansar, pero nunca hubo unión.

Hemos trabajado mucho pero nos gustaba. La gente nos elegía porque teníamos los films clásicos y originales. No hay que olvidar que éramos fanáticos del buen cine.

Pero también perdimos muchas horas en familia y a muchos amigos que nos invitaban a salir.

Había  4 o 5 videos club mas en Chacabuco pero nosotros trabajamos sin descanso"

¿Cuándo fue el día que dijiste "Es hasta acá"?

"Con internet se murió el negocio. Arturo  tuvo una profunda depresión y se entregó. Fue en el año 2012. Ahí fue cuando nos separamos. ¡Internet nos separó!" declara rotundamente.

¿Qué es lo que más extrañas?

"Nunca me faltó nada. Me daba todos los gustos pero también pienso en los mates que no tomé con mi madre o las veces que sonaba el timbre en medio de un cumpleaños.

Poníamos un cartelito por media hora para poder apagar las velitas y sacarnos unas fotos. 

Así y todo fue una hermosa época. Con los clientes fanáticos del buen cine teníamos una muy buena relación. ¡Nos unía esa pasión!" Me lo dice con un suspiro.

"Mi ex esposo viajaba mucho a Buenos Aires y traía regalos para todos, compró la filmadora y tuvimos un buen pasar económico"

¿Te quedan películas en algún lugar de la casa?

"Ya no. A las ultimas ya las tiré. No tenía sentido. ¡Todo eso ya se fue!

Después de cerrar el kiosco estuve deprimida. Ahora le di el local a mi hijo que es el dueño del cotillón. Yo estoy jubilada y trabajo para él"

No es fácil atrapar en dos horas mas de dos décadas de recuerdos. El hilo conductor es delgado y el relato fluye al compas de la memoria.

Es la impronta de lo espontáneo y genuino. Y las palabras van surgiendo aquí y allá para gestionar entre el ayer y el hoy. 

Y en esa impronta,  la cronología dibuja caminos que debemos saber recorrer. Porque en una historia de vida, no existe la exactitud de un reloj. Los senderos se entrelazan . Y la historia es una sola.

 La premisa es salir a encontrarnos frente a frente con esos años que nos llevan hasta aquí.

La entrevista se va terminando y nos despedimos con un toque de nostalgia.

¡Fiel registro de una época  emblemática que no hace muchos años, el tiempo se llevó!

¡Gracias Lilian!

 

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