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Lo que las encuestas no logran medir

15/07/2025
Lo que las encuestas no logran medir

A pesar de no estar definidos los candidatos, ya circulan sondeos sobre las elecciones del 7 de septiembre. Las dificultades globales actuales y los desafíos específicos de estos comicios complican aún más las mediciones.

POR MANUEL BARRIENTOS

 

Hace menos de cinco días que cerraron los frentes para la elección a senadores y diputados provinciales, y a concejales y consejeros escolares. Y recién este sábado 19 vence el plazo de presentación de los candidatos. Sin embargo, ya comenzaron a circular diversos sondeos con miras a las elecciones del 7 de septiembre. Parecen estar más cerca de ser operaciones de prensa y búsquedas de influir en la opinión pública -o en el armado de las listas y la incorporación de sectores de militancia- que de encuestas que intenten predecir de manera fiable qué sucederá en las urnas. Más allá de que los números beneficien más a la alianza entre libertarios y macristas (la aritmética y las derrotas frecuentes del kirchnerismo en las elecciones de medio término así lo atestiguan), al Frente Fuerza Patria o al sector centrista que lleva el nombre de Somos Buenos Aires.

No es ninguna novedad las dificultades que presentan las encuestas en las últimas décadas en el mundo occidental. Su fiabilidad y su eficacia se ven considerablemente comprometidas por un entramado de factores. Por un lado, aparecen los altos niveles de polarización social y la proliferación de herramientas de desinformación (las fake news que están en boca de todos), que impactan directamente en el ánimo y la percepción ciudadana, haciendo que las preferencias sean más volátiles y difíciles de capturar. Los ciudadanos se desenganchan de la política, prefieren no involucrarse y hasta no informarse. Pero esos niveles de polarización y agresividad también juegan para que aquellos que sí tienen definido su voto prefieran no hacerlo público para no ser cuestionados o incluso agraviados por su entorno. A eso se suma el 'fin de los medios masivos', es decir la fragmentación de la oferta y la demanda de la comunicación, que hace mucho más difícil que todos estemos informados de lo que sucede. Ya no quedan tantos canales que lleguen al gran público, sino que predomina la lógica del nicho. Los programas de televisión que antes superaban los 40 puntos de rating, hoy celebran si llegan a 10. La lógica de la segmentación y los algoritmos hacen que podamos estar muy informados de qué sucede en aquello que nos interesa y no acceder a ninguna noticia de aquello que no nos interesa. Antes eso no ocurría, porque la lectura de un diario o una hora de noticiero nos brindaba un pantallazo general (sesgado, pero más global de aquellos que nos ofrece hoy nuestro algoritmo) acerca de qué sucedía en el mundo. Entonces: ¿cuántas personas saben que se vota el 7S? ¿y cuántas personas saben qué se vota el 7S? Las tasas de ausentismo en los comicios que se han realizado este año en nuestro país hablan de niveles de desconexión más altos a los previstos.

Otro motivo claro pasa por el propio instrumento de medición. Antes las encuestas se realizaban cara a cara, buscando zonas geográficas y franjas etarias, de género, de ingresos representativas. Luego eso viró a las encuestas por medio de los teléfonos fijos. Hoy la mayoría se realizan a través de llamadas a celulares o mensajes de whatsapp, que no permiten dilucidar con certeza quién está respondiendo y con qué seriedad lo está haciendo. A eso se suma el temor de los potenciales encuestados a ser víctimas de estafas y hackeos. 

A estos obstáculos generales, se suman dificultades específicas por las particularidades de esta elección que agravan la situación para las encuestas. Más allá de que aún no están definidas las candidaturas, algunos problemas no se resolverán aún hasta días antes de ir a las urnas. O nunca. En buena medida, porque no se trata para ser precisos de un 'comicio provincial', sino de una elección por secciones (ocho) y por municipios (135). ¿Cuánto conocerán los votantes a sus candidatos seccionales? ¿Habrá tracción de la lista seccional a la lista municipal? ¿O será al revés? Porque, en realidad, es probable que la ciudadanía adhiera o rechace más a los candidatos locales que a los de su sección. Eso hace que una medición realmente fiable y eficaz requiere de un despliegue territorial y segmentado mucho más amplio que el que se suele requerir para una elección nacional o a gobernador. Nada de esto será un problema para aquellas encuestadoras que sólo buscarán satisfacer a sus clientes políticos, pero sí para quienes se jueguen el prestigio y traten de ser fiables no sólo para quienes los contraten sino también para el conjunto de la ciudadanía.

 

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