Los carpinchos de Conti

(*)Por Marcelo Chata García
Tal vez no aparezcan carpinchos en Conti, como camellos en Las Mil y una Noche. Edificios en construcción, un escenario urbano que cambia, una racionalidad modernista despótica va encerrando a Milo. Alrededor de la jaula se yergue una jaula más grande, más sofocante, más incomprensible. Las clases dominantes despliegan sus estrategias desarrollistas expandiendo el capital, organizando vida y espacios de acuerdo a la cosmovisión de un capitalismo irreverente. A los Orestes no les queda otra que buscar su felicidad entre los intersticios del progreso. Haroldo cantará sus tácticas simples, cargadas de vitalidad y cansancio.
Basilio, El Boga y sus saberes fuera del scanner de la sociedad del conocimiento. Errantes, altivos, silenciosos, cerrados sobre sí mismos como lugareños de Yupanqui, unos en el delta otros en los cerros. La década del '60 no podía detenerse a esperar a quienes no entendían su lógica corporativa y tecnocrática. Conti sí, se tomó el tiempo que luego le quitaron para narrar sus historias. La literatura de Conti vagabundea, es errática, se mueve por esa ciudad en metamorfosis, por los bajos, por la casa de vecinos, por bares periféricos. Allí nos encontramos cuando en los '90 éramos estudiantes universitarios, transitábamos sin un mango por una ciudad jactanciosa de neoliberalismo que nos prometía mucho y no nos entregaba nada. Éramos Haroldo y sus personajes a la vez.
No sé qué cuál sería la clave de lectura de los jóvenes de hoy, volcados a navegar por las redes en busca de reels y youtuber, escenificación del éxito rápido. El meme de un Argimón rodeado de capibaras por NorDelta. Entre eso y la corrección escolar se abre el cauce del río por donde todavía puede navegar Conti. Quizá damos por sentado que todos están obnubilados por las finanzas y las pantallas. Es recurrente en sus narraciones, los niños y jóvenes a quienes se les mueren sus cuidadores, sus mentores, sus guías. Libres y angustiados se disponen a enfrentar al modernismo tirano que no los registra, que no los incluye, que no los precisa. Y más huérfano de adultos que esta generación… Tal vez allí, entonces, se encuentren retratados.
(*) Licenciado en Comunicación (UBA). Coordinador Académico de UTN Aula Chacabuco.
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