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Menú a la casta

10/06/2025
Menú a la casta

No es que yo me la tome con Milei. Milei se la toma con todos nosotros, nos ataca, nos invade. Me gustaría estar escribiendo acerca de otras cosas y tengo que hacerlo más espaciadamente por su culpa, por sus provocaciones. Pero lo siento como mi obligación del momento, no puedo hacerme el distraído o el ignorante de lo que está pasando, aunque sería mucho más cómodo.

Imaginemos octubre. Al ritmo con que se suceden los acontecimientos puede estar muy lejos o muy cerca, no importa el almanaque.

La democracia se ha ido transformando en una seudo democracia, que trata de mostrar en lo formal, en lo aparente y a veces ni siquiera, lo que significa en profundidad, lo que costó recuperarla. Está empañada y no es por la humedad. Una democracia fría, sin relevancia, sin debates profundos, rozando en lo trivial o lo chabacano.

De un lado está el gobierno - de un modo hay que llamarlo aunque nos duela - empeñado en imponer a garrotazos de los verdaderos o artilugios legales con igual propósito y del otro lado la gran mayoría del pueblo.

Esa gran mayoría del pueblo, no es un todo uniforme, los que están del otro lado sí lo son, abroquelados en sus intereses. Están codo a codo, no importa si son financistas, terratenientes,poderosos industriales o dueños de medios hegemónicos. Defienden lo mismo y hasta se los puede entender, que la codicia existió siempre. Saben que no son la mayoría, que deben intentar mantener sus intereses a toda costa y en la división de las auténticas mayorías estriban sus probabilidades de éxito.

Han realizado hasta aquí una tarea formidable. Confundirnos.

Primero con lo de la casta, que era real, que siempre existió, pero que terminaron llevándose todos ellos. Llenando sus propias listas de analfabetos /as, pero no analfabetos/as políticos que pueden aprender algo. ¡analfabetos del idioma castellano!, con mujeres de dudosa moral que hablan de temas dolorosos para la gente entre maquillaje y maquillaje, con un ¿médico pediatra? - lo pongo entre signos de interrogación porque no puedo creerlo - como el gordo Dan que trabajó en el Hospital Garrahan, con un Pro que sigue defendiendo la política económica de este gobierno como una verdad revelada. Claro, lo social, lo solidario, lo urgente, no se necesita, es superfluo.

Los que siempre fueron casta se atropellan para llegar primero para alinearse junto al gobierno. De arranque con la Bulrich que recorrió todas las vidrieras de la política incluída la de la traición, Scioli de parte del peronismo, que no sabe ni siquiera recitar la marcha, aunque hay muchos más especialmente en algunas provincias, unos cuantos radicales con peluca que se disfrazan de respetuosos del poder, con De Loredo a la cabeza de encendidos discursos contra el gobierno y luego le vota todo de puro distraído nomás, Macri volviendo a las milanesas ¿fritas? o ¿frito está él?. La izquierda, hay que ser honesto, que siempre molesta a cualquier gobierno, pero convengamos que si alguno se les vuelve casta, tienen que cerrar las puertas y hacer reuniones de entrecasa para jugar a la canasta. Perdón por la ironía, pero ahora somos medio parientes, todos zurdos de m….. ¿No?.

Todavía ' hay que pasar el invierno', como dijera el gurú Alvaro Alsogaray, el primero de la Escuela Austríaca y ya las excusas florecen como si estuviéramos en primavera. 'Estoy de acuerdo, pero no tanto', ' Hay que tomar distancias', voy por la avenida del centro, no quiero que me encasillen con algún otro, en fin, las razones pueden ser infinitas y todas válidas. Pero en ellas no radica el problema. Milei repudia todo lo que no sea Milei, somos sus enemigos - no adversarios políticos - y actúa en consecuencia, censura, descalifica, insulta. Y el país se va vaciando de democracia y cuando esta flaquea la patria está en peligro.

Yo no oculto mi peronismo, trato de hacerlo visible, porque creo en él más allá de sus errores, porque creo en su doctrina. Pero respeto a todos quienes piensan diferente pero actúan dentro del sistema democrático. Pero hay una cuestión fundamental: Milei no cree en la democracia, la usa como una herramienta nefasta para sus fines y está esperando - aguantando sería el término más adecuado - llegar hasta octubre de cualquier modo y la palabra cualquier está muy bien empleada y poder pasar a una etapa de entrega total al cipayismo. ¿Quién lo duda?  ¿Y después de esa elección qué? Acelerará.

Nuestros votos deben tener más peso que sus vetos. Y cualquiera sea su orientación política - sin necesidad de ninguna alianza electoral que siempre son flor de un día - debe identificar una posición democrática no dejando lugar a dudas que no acepta el autoritarismo de Milei.

Un peronismo anti Milei, una U.C.R. anti Milei,un socialismo anti-Milei, un Pro aunque residual anti Milei, un Ari anti Milei, un centrismo anti Milei, etc. No porque Milei sea un gran personaje - es sólo el mascarón de proa - sino por lo que representa y ejecuta. A sus fórmulas electorales opositoras pueden llamarlas con el nombre que quieran. Eso no es lo importante. Lo importante, cuando termine el recuento de votos, es que podamos sumar los resultados de listas tal vez dispersas pero a las que las una la misma y patriótica decisión.

¡No queremos la antidemocracia! 

Las diferencias entre partidos políticos democráticos debemos debatirlas, con una legislatura de mayor nivel y con un periodismo menos obsecuente que no condicione tanto a la misma y a la justicia sea dicho de paso.

Jorge Ernesto Chari

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