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Otro proyecto ferroviario que no se concretó

02/10/2024
Otro proyecto ferroviario que no se concretó

Allá por las décadas del 20 y el 30 del siglo pasado había un empresario uruguayo que tenía la idea de crear en la provincia de Buenos Aires una red ferroviaria para llevar los productos de los campos bonaerenses hacia puertos situados a la vera del río Paraná. Su nombre era Eduardo Depietri y su proyecto incluía a Chacabuco.

Depietri había nacido en Montevideo en 1882 y era hijo de artesanos metalúrgicos, de los que heredó su vocación por la mecánica. Siendo joven llegó a Buenos Aires, donde realizó cursos de ingeniería técnica e industrial. A partir de allí comenzó a vincularse con importantes empresas del sector y poco después fundó su propia firma, la Sociedad Anónima Industrial y Comercial Depietri Ltda., que fabricaba máquinas y equipos industriales.

En la década del 20, el empresario uruguayo concibió la idea de construir vías férreas que fueran auxiliares de las grandes líneas y atravesaran en forma transversal la provincia para llegar hasta el Paraná.

El proyecto no se quedó ahí. Por el contrario, Depietri lo impulsó ante las autoridades provinciales y consiguió que, el 23 de abril de 1926, el Poder Ejecutivo bonaerense le otorgara la concesión para la construcción de una vía económica, de trocha angosta, que conectara al puerto de San Pedro, y sus vecinos de Obligado y San Nicolás, con la ciudad de Arrecifes y la localidad de Pérez Millán, partido de Pergamino.

Años después, en 1929, también obtuvo la licencia para construir una línea más extensa, de 240 kilómetros, que correría desde los deslindes de 9 de Julio y 25 de Mayo hacia la terminal de San Pedro. Cuenta el profesor Oscar Melli que el objetivo de este último proyecto era empalmar en la estación Ingeniero De Madrid, partido de 9 de Julio, con los ferrocarriles Provincial y Midland. Luego seguía en dirección noreste por el partido de Bragado, cruzando el Ferrocarril Oeste en Warnes, para internarse posteriormente en el partido de Chacabuco y, luego de atravesarlo, en la estación Coronel Isleño, partido de Salto, donde cruzaban las vías de la Compañía General de Ferrocarriles, y en la ciudad de Salto, por donde pasaban las del Ferrocarril Compañía General de Buenos Aires. Desde allí la línea férrea se dirigía hacia Arrecifes, donde empalmaba con la que iba hacia San Pedro.

En un artículo publicado en abril de 1929, el periódico Chacabuco daba detalles del proyecto de la empresa de Depietri, llamado Plan General de Ferrocarriles Económicos. La nota se titulaba 'Pedido de concesión para explotar una línea férrea económica desde Arrecifes hasta 9 de Julio'.

La empresa puso manos a la obra ese mismo año, cuando se comenzó a trabajar en el tramo entre San Pedro y Arrecifes. En ese 1929 se hicieron más de 80 kilómetros de vías, además de seis estaciones, alcantarillas, galpones de diverso tipo y tamaño, viviendas para obreros y un hotel de dos plantas. Según estimaciones de la época, en ese tramo hubo movimientos de tierra calculados en 350.000 metros cúbicos, y la capacidad de almacenamiento de cereales bajo techo llegó a las 60.000 toneladas.

El periódico Chacabuco seguía de cerca los avances de la obra, y en un artículo de mayo de ese año señalaba que las vías del ferrocarril económico pasarían cerca de la estación de Cucha Cucha. Desde esa localidad, agregaba, había 128 kilómetros hasta San Pedro, mientras que el puerto de Buenos Aires se encontraba a 203 kilómetros. La conclusión era que, una vez puesto en funcionamiento, el uso del ferrocarril Depietri traería un notorio abaratamiento de los fletes para productores y empresas locales.

A fines de 1929, numerosos vecinos de Chacabuco realizaron gestiones para que hubiera un cambio de trazado de la línea, con el fin de que pasara más cerca de nuestra ciudad. La solicitud contaba con el apoyo del senador chacabuquense Mateo Muro.

Lo concreto es que el Plan General de Ferrocarriles Económicos quedó a medias y sólo pudo avanzar en la construcción de la línea entre San Pedro y Arrecifes, que comenzó a prestar servicios, y con buen volumen de cargas, en el año 1937. Pero el proyecto general tenía varios obstáculos difíciles de sortear. El principal eran las empresas británicas propietarias de los ferrocarriles, que no veían con buenos ojos la idea de que existiera una red auxiliar. Por el contrario, la consideraban un potencial competidor que se entrometía en sus zonas de influencia. Eso hizo que retacearan las autorizaciones para que se hicieran empalmes y cruces de vías entre una red y otra.

Otro problema surgió a partir del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que dificultó conseguir carbón para alimentar a las locomotoras. Depietri sorteó este escollo por un tiempo, a través de una empresa que él mismo creó, llamada Bricar SA, dedicada a la fabricación de briquetas con espigas de maíz, que se utilizaban como combustible. De todos modos, durante la guerra hubo largos períodos de total inactividad.

En 1945 la actividad del tren económico se reanudó, pero dos años más tarde llegaría la nacionalización del sistema ferroviario, a lo que Depietri se resistió, pero no pudo evitar que en 1949 la concesión le fuera revocada. Hubo intentos de reactivación en los años 1953, 1954 y 1957, pero el emprendimiento no pudo ponerse nuevamente en marcha.

En 1967, el empresario uruguayo obtuvo la devolución de los bienes, pero ya todo era chatarra. En la actualidad, aún pueden verse a la vera de la ruta 191, entre San Pedro y Arrecifes, lo que fueron las estaciones del ferrocarril económico cuyo impulsor Eduardo Depietri, falleció en 1970.

Así fue la historia de uno de los tantos proyectos ferroviarios truncos en los que Chacabuco estuvo incluido, como el que aspiraba a unir nuestra ciudad con Chivilcoy o las líneas que iban a llegar hasta La Plata, Necochea y Mar del Plata.

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