'Hay que estudiar y ver como se puede ser mejor cada dia'

Amelia Sánchez de Catania nació en 1924 en Alvear, provincia de Corrientes. Recuerda haber tenido cinco o seis hermanos, y aunque no deseaba llegar viva, acepta que 'el Señor así lo dispuso'. Uno de los momentos más destacados de su vida fue su encuentro con Eva Perón. Amelia formó parte del grupo de mujeres convocadas por Evita para impulsar el voto femenino. A pesar de no haberse definido como peronista, reconoce la importancia de su figura en la lucha por los derechos de las mujeres. A sus cien años, Amelia conserva una lucidez envidiable y una gran vitalidad. Su secreto, según ella, es levantarse temprano, cuidar su alimentación y mantener una actitud positiva. 'Si me siento o me acuesto, no me levanto más', afirma con humor en una entrevista que le hace el periodista Mauricio Bartoliche, para la señal de TV local Somos.
-¿Cuánto tiempo vivió en Alvear?
-Hasta que me vine a Buenos Aires, no me acuerdo cuántos años tenía, pero en ese tiempo ni había vías para el tren. Había que cargar todo en una balsa, traerlo y armarlo. No había nada en ese tiempo. Yo fui telefonista, mi mamá fue encargada en la telefónica de Corrientes, teníamos las oficinas en Misiones. Y cuando llegué acá tenía que volver a emplearme en teléfono rentado, pero acá era distinto, había que memorizar cosas, Policía, Hospital.
-¿Es cierto que conociste a Evita?
El que empezó con el voto femenino fue Palacios, uno que tenía un poncho. Pero él murió y quedó eso ahí. Después Evita retomó esa idea y nos convocó a las telefonistas que éramos muy sacrificadas, para formar un grupo de mujeres para el voto femenino. Y me llamó a mí. Yo entré en ese grupo. Ella indicó todo lo que teníamos que hacer. Ella murió, pero trabajó hasta el último día para que las mujeres pudiéramos votar. Evita hizo casas, departamentos para empleados. Teníamos hasta pileta de natación arriba. Teníamos peluquería, médico, todo.
-¿Usted se hizo peronista?
-No, nunca me hice peronista. Cuando Evita nos citó le dije que no sabía nada de política. Yo hacía lo que tenía que hacer.
-¿De dónde saca tanta energía?
-Qué se yo, creo que porque soy correntina. Yo sé que si me siento o me acuesto, no me levanto más, ya se me va la fuerza. En cambio yo me levanto a las seis menos cuarto de la mañana, preparo el desayuno, tomo mate y chusmeo todo lo que pasa.
-Cien años son extraordinarios…
-No me acuerdo de muchas cosas.
-¿Te cuidaste siempre?
-Hay que llegar a los cien años. Mi salud no es muy segura, tengo operaciones. No digiero bien. A la noche un té, un mate cocido y nada más. Lo que sí, siempre ando perfumada.
-¿Por qué viniste a vivir a Chacabuco?
-Me vine porque en Buenos Aires era muy difícil vivir en ese tiempo. Un familiar tenía casa acá y nos vinimos.
-¿Te gusta Chacabuco?
-No, mucho no. Me gusta más Buenos Aires, toda la vida. Pero aquí voy a terminar mis días.
-¿Qué piensa de la vida de hoy?
-Señor, estamos viviendo.
-¿Qué le diría a los jóvenes?
-Que se preparen y estudien. Sin estudio no hay nada. Nada. Qué puede hacer un ignorante que no sabe leer o escribir. Hay que estudiar, estudiar y estudiar y ver cómo cada día se puede ser mejor.
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