Rienda suelta a los agrotóxicos

Por Martina Dentella
Aunque con el mismo tenor extractivista, hay otros expedientes que se aprueban, más allá y a la sombra de la Ley Bases. Esta semana, el Gobierno de Javier Milei otorgó permiso para la comercialización de un nuevo maíz transgénico. Es la primera vez que en el país se aprueba un maíz con resistencia a cuatro tipos de agrotóxicos, todos más fuertes que el glifosato y potencialmente cancerígenos.
Los más de sesenta cultivos transgénicos aprobados por la CONABIA en Argentina están asociados a -al menos- un tipo de agrotóxico. Por medio de la Disposición 09/2024 de la Secretaría de Bioeconomía de la Nación, el Gobierno Nacional otorgó permiso para la comercialización de un nuevo 'super' maíz transgénico de la empresa Corteva.
Con el pretexto de un mayor potencial de rendimiento de granos, se liberan nuevas semillas con diferentes tolerancias a herbicidas a base de glifosato, glufosinato de amonio, 2,4-D y ariloxifenoxipropionato (AOPP). Todos calificados por la Organización Mundial de la salud como 'peligrosos', cuya exposición prolongada está asociado con mayor riesgo de desarrollar enfermedades como asma, bronquitis, enfermedades pulmonares crónicas, problemas neurológicos, reproductivos como dificultades para concebir, abortos espontáneos y malformaciones congénitas, además de distintos tipos de cáncer.
Mientras las empresas ven esta tecnología como una herramienta para 'aumentar la productividad' y 'reducir los costos de producción', por la posibilidad de tener un mejor control de las malezas, lo cierto -más allá de los riesgos para la salud humana y el medio ambiente- es que se encarecen los costos de producción de los pequeños y medianos productores y se genera un daño al suelo dificil de regenerar.
Los transgénicos agrícolas, a pesar del enorme esfuerzo propagandístico en pos de presentarlos como la posibilidad de 'alimentar al mundo', son capitalizados por grandes productores o corporaciones que logran acceder a los altos costos de los paquetes tecnológicos que los hacen rentables por escala y que en varios casos evaden impuestos.
Los organismos transgénicos no son necesarios para garantizar ningún derecho para las mayorías. Además, es la puerta de entrada hacia la aprobación de más cultivos transgénicos con características similares, mientras se desfinancian proyectos de investigación que evalúan los efectos del uso de herbicidas.
Relacionadas
