Un año de matanzas sionistas

Por Gustavo Porfiri
Este lunes se cumplió un año de enfrentamientos devastadores entre Hamás e Israel. Pero detrás de la efemérides está el sufrimiento infinito de millones de palestinos. Las ofensivas terrestres y los continuos bombardeos sionistas contra la Franja de Gaza y el sur del Líbano han dejado un saldo drástico de víctimas y de daños en los territorios atacados. Israel también contabiliza sus bajas y daños, sin embargo, se dispone a escalar el conflicto poniendo en riesgo la estabilidad de todo Oriente Medio.
Este lunes 7 de octubre se cumplió un año del conflicto militar que estalló entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y Hamás tras el ataque de las Brigadas Al Qassam, ala militar del movimiento palestino, al que Tel Aviv respondió con su ofensiva en la Franja de Gaza. Esa respuesta del régimen sionista, totalmente desmedida, clausuró toda oportunidad de negociación con las milicias armadas gazatíes, poniendo en riesgo a los propios israelitas tomados prisioneros por Hamas, los que sumaron 251 en un principio. Cabe preguntarse si el accionar del grupo armado palestino no terminó jugando a favor de los intereses imperiales, segregacionistas y racistas del gobierno que encabeza Benjamín Netanyahu.
El costo en vidas
Según los datos difundidos por el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, en este año de conflicto han muerto 41.909 palestinos, la mayoría de ellos mujeres y niños, a consecuencia de la ofensiva israelí, mientras que los heridos ascienden a más de 97.000. Más de 10.000 personas siguen desaparecidas en Gaza.
Los militares israelíes dicen que, desde que empezó el conflicto, las FDI eliminaron a unos 17.000 "agentes terroristas" de Hamás en la Franja de Gaza y al menos a 800 miembros de Hezbolá en el territorio del Líbano, 90 de ellos comandantes del grupo chiita. A lo largo de este año, las FDI aseguran haber atacado a unos 40.300 objetivos en el territorio del enclave palestino y encontrado unos 4.700 túneles de Hamás; mientras que en el territorio libanés fueron atacados unos 11.000 objetivos de Hezbolá.
El número de víctimas y de daños ha experimentado un brusco repunte tras la reciente ofensiva de las FDI en el Líbano contra el grupo chiita libanés Hezbolá que apoya la causa palestina. Solo como resultado de la detonación de buscapersonas por parte de la Inteligencia israelí, el pasado 17 de septiembre, murieron al menos 11 personas y unas 4.000 resultaron heridas. Para este 4 de octubre, más de 1.600 personas han muerto por los ataques israelíes contra territorio libanés, según la OMS.
Catástrofe humanitaria
La ofensiva israelí en la Franja de Gaza ha forzado a alrededor de 1,9 millones de palestinos a abandonar sus casas y a buscar un lugar seguro en el territorio del enclave. De este modo, el porcentaje de población gazatí desplazada por el conflicto con Israel se sitúa cerca del 90 %. Además, los incesantes ataques israelíes contra el enclave palestino destruyeron más de 215.000 edificios y dañaron más de 120.000, elevando el porcentaje de estructuras dañadas o destruidas en la Franja de Gaza hasta el 66 %; dañaron o destruyeron más del 92 % de las carreteras principales; más del 84 % de los centros de salud; el 67 % de instalaciones de agua y saneamiento, lo que hace que 60.000 metros cúbicos de agua no tratada y aguas residuales fluyan diariamente al mar desde Gaza; 510 kilómetros de red eléctrica ya no funcionan.
Asimismo, más de un millón de personas han sido desplazadas desde que comenzó la ofensiva del Ejército de Israel en el Líbano por los continuos bombardeos. Un éxodo que comenzó con el inicio de los ataques israelíes en la Franja de Gaza hace un año y que se intensificó radicalmente en los últimos días, tras la escalada de las hostilidades entre el grupo armado libanés Hezbolá y las fuerzas del Estado sionista.
Se llama genocidio
Las actividades militares de Israel en el marco de su guerra contra Hamás y Hezbolá han sido criticadas a nivel internacional debido a la cuantiosas víctimas civiles en las áreas atacadas. A pesar de que las FDI aseguran que sus ataques van dirigidos contra los objetivos de los movimientos palestino y libanés, sus miembros o arsenales de armas, los daños en la infraestructura civil y el número de las víctimas entre la población no hacen más que crecer. Todo esto tiene un nombre: genocidio. Sin embargo, desde el discurso que emite la polifonía imperial conformada por Washington, Tel Aviv, y sus aliados occidentales se niega permanente que esto sea una matanza indiscriminada de seres humanos. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y su Gobierno han ignorado sistemáticamente las resoluciones de la ONU y la posición de más de medio planeta. El líder sionista sabe que cuenta con el respaldo incondicional de Estados Unidos para seguir adelante con sus tropelías solo comparables a las del nazismo alemán.
No obstante, varios líderes mundiales rechazan las acciones militares de Israel. Entre ellos el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien en mayo rompió relaciones con Israel y manifestó que su país no apoya el "genocidio" ni la "barbarie". Además, a finales de septiembre, durante su intervención en la 79.ª sesión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York (EE.UU.), denunció que las "minorías poderosas" no escuchan a "la mayoría de los presidentes en el mundo", cuando piden que "se detenga el genocidio en Gaza".
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