Un Chacabuquense busca entrar en los récord Guinness

Eduardo Marinari es un metalúrgico de Chacabuco que tiene el poder de memorizar números de teléfono y patentes y documentos de identidad. Quiere entrar en los récords Guinness. En la pared de su taller hay anotados decenas de números con nombres, testimonio de su memoria. En diálogo con el periodista Mauricio Bartoliche (Somos Chacabuco)cuenta cómo convive con esa habilidad.
Su talento se manifestó desde temprana edad. "Cuando tenía dieciocho años jugaba al básquet en Porteño. Una noche no pudimos jugar porque no fue el Chino Benac, entonces le pedí a Don Félix que estaba en la cantina que me diera un papel y una lapicera y me puse a anotar el número de patentes que me acordaba: ¡anoté dos mil, de las viejas!", recuerda. A pesar de su asombrosa memoria para los números, Eduardo admite que a veces pierde registro de ciertas cosas como una invitación, una cara conocida, pero nunca los números.
-¿Tu intención es contactar con Guinness?
-Sí, porque tengo estos amigos que me están insistiendo para ver cómo lo conseguimos. Lo que estuve pensando es que tengo que anotar un número de patente o de teléfono con los nombres correspondientes.
-¿Tenés alguna anécdota?
-Una vez jugué una apuesta. Llego a una gomería, estaban arreglando una goma de una camioneta. Me preguntan si me acuerdo de un camión, y yo respondí 'sí, el que venía de la Cambicha y dejó sin luz a todo Chacabuco', el 570411. 'Hay que estar de gusto', me dice. Le dije: hagamos una apuesta. Estemos toda la tarde afuera de tu casa y cuando pase un auto anotá mentalmente la patente y a los quince días me la decís. No jugó ni loco.
Una vez fui con un amigo en camión a Santiago del Estero, en un viaje de cebollas. Cuando vino la persona para hacer el remito, no se la acordaba. Caminó seis cuadras, yo se la dí mientras él se iba.
-¿Registrás cada patente?
-Si lo veo pasar dos o tres veces me queda. Quiero que se sepa que no estoy pendiente, simplemente lo veo. Puedo decir patentes de hace cincuenta años atrás.
-¿Entonces es prácticamente un don?
-Yo diría que sí.
-¿Ya empezamos los trámites?
-Me están averiguando mis amigos.
-¿Podrías recordar tres mil números?
-Según la cantidad que sea.
-¿Se transformó en una obsesión?
-No, es que me queda. Le vendí un disco a un amigo, y me dijo mañana te espero que lo inauguramos. Y me olvidé, comí sanguchitos de miga con mi vieja.
-¿La memoria te sirvió para tu trabajo?
-Para algunas cosas sí. En el teléfono me bajé un juego, el sudoku, y mientras juego me pongo a pensar en manos de obra, materiales. Voy en un promedio de cinco minutos y medio.
Relacionadas
