Una ley que cambió la mirada sobre la salud mental

En el contexto del Mes de la Salud Mental, y a diez años de la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) presentó, el pasado martes 7 de noviembre, un documental llamado 'Desmontar la Máquina'. Consultamos sobre este tema al licenciado Fernando Lescano, quien además participa de una experiencia local que ha sido recientemente destacada por la Provincia.  

Según se lee en la web de la UNLP, el documental dirigido por Francisco Diaz 'visibiliza las consignas pendientes a 10 años de la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental, pero también pone en valor las conquistas y el entramado territorial federal que se profundizó a partir de ella'.

Se trata de la norma 26.657, sancionada el 25 de noviembre de 2010 y reglamentada en 2013. Cuatro Palabras requirió la opinión del licenciado Fernando Lescano, para quien 'La Ley de Salud Mental fue un avance enorme en los problemas subjetivos'. 'Se cambió la lógica desde donde se pensaba a la locura como peligrosa per se' -asegura- y comenta que participaron muchísimos profesionales para elaborar una ley dentro del marco de los Derechos Humanos. Asimismo, Lescano advierte: 'Lo que no funcionó como se esperaba es el órgano de aplicación encargado de observar el modo en que se lleva adelante. La posibilidad de que cada hospital general cuente con un servicio de Salud Mental (consultorios externos, hospital de día, internación de los casos agudos, etcétera) donde se deben destinar recursos humanos y materiales, lo que requiere de una decisión política'.

También expresa que 'es necesario que se complemente el trabajo con experiencias colectivas y barriales'. En ese contexto, 'los actores se multiplican, es decir, no es necesario que sea un psicólogo o un psiquiatra quien pueda trabajar en salud mental: profesores, encargados de un comedor, referentes sociales, etcétera, constituyen una red que puede abordar distintas problemáticas. Desde desnaturalizar ciertas creencias sobre consumos problemáticos, hasta acercar a centros de salud a la población con la cual se trabaja'. 

Respecto de las críticas a la ley, nuestro entrevistado opina que 'pueden ser atinadas en algunos aspectos, pero la idea es mejorar lo que no funciona'. Y añade: 'A veces hay errores de interpretación. Por ejemplo, con la internación, se suele decir que sólo pueden ser internados aquellos que manifiesten su voluntad. Si bien la ley trata de evitar las internaciones compulsivas y autoritarias, queda a expensas de que la persona no represente un riesgo para sí mismo o para otros'. 'Ahí hay que poner la responsabilidad en profesionales y el sistema legal, quienes son los que tienen que decidir una intervención terapéutica que también tiene que ser episódica y nunca crónica", enfatiza.