Una narrativa a medida

Por Martina Dentella 

Impulsada por una amiga y docente que se puso al frente de la organización, hace poco volví a visitar el predio de la ex ESMA con un grupo de amigos. Volví a recorrer el Casino de Oficiales por el que pasaron alrededor de cinco mil hombres y mujeres jóvenes luego de ser secuestrados por las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales. Se sabe, más del 90% de ellos fueron asesinados -en la mayoría de los casos- arrojados al mar. 

Desde el 2015 se realizó en el Casino de Oficiales una instalación artístico-didáctica para que los visitantes pudieran acceder a testimonios, datos, información desclasificada, y avance de las distintas causas ante la justicia. En el sector 'Capucha', el más emblemático y narrado, hay unos cubículos que exponen en las paredes tapas de diarios de la época. 'Total normalidad, las fuerzas armadas ejercen el gobierno', se lee en mayúsculas en una de las tapas de Clarín. 'Inminente recuperación de las Malvinas, comenzaron a medianoche los operativos navales argentinos', o 'Videla inauguró la planta de Papel Prensa', que luego de un baño de sangre quedó en manos de ese diario, que aún hoy conserva, y que merece más que una contratapa. 

Las sensaciones de la visita a ese edificio son irreproducibles. Y más para un diario. Ese día, ensayamos en ronda poner en palabras qué nos pasó, y cómo nuestra generación debe -en este contexto- resignificar lo sucedido en esa época a través de distintos dispositivos, hacerlo propio, y contar nuevas historias que permitan acercarnos desde diferentes perspectivas, algo que haga posible quebrar un relato homogéneo y cerrado. Por tres motivos: primero, porque no lo es, segundo, por las ausencias y las preguntas sin respuesta que quedan de lo que ya no está; y por último para comprender cómo el pasado influye siempre aquí y ahora. 

La tapa de Clarín de ayer es un viaje por el túnel del tiempo. Volver al pasado. Un adefesio, que da cuenta de cómo un sector de la prensa se aggiorna a las derechas antidemocráticas del momento.

En primer lugar, en la foto de tapa figura la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, y el medio titula: 'Todos los montoneros tienen que estar presos'. 

Una observación rápida: No puede el Poder Ejecutivo Nacional intervenir en la Justicia de la manera en que la funcionaria lo plantea. Además, los delitos considerados de Lesa Humanidad son los perpetrados por el Estado, que es quien ejerce el monopolio de la violencia, no las guerrillas, no los civiles, ni las fuerzas revolucionarias. 

Todo es una gran ensalada que apunta a rebatir y confundir. No es cierto que la vicepresidenta quiera que se revele 'la historia completa', la abogada del diablo busca impunidad para los genocidas, sus defendidos, con el brazo armado de la prensa. 

La única posición seria al respecto fue la del expresidente Raúl Alfonsín, que llevó adelante los juicios contra los principales jefes guerrilleros, con un criterio selectivo de los responsables.

Si la Justicia promueve esas causas contra militantes de esa época, se va a poder dar cuenta de que la mayoría están muertos. Y que fueron asesinados por el Estado. 

Seguimos con la tapa. A la derecha de la vicepresidenta, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Fue citado por la Comisión de Mujeres, Géneros y Diversidad, de la Cámara de Diputados de la Nación para dar cuenta de las políticas que lleva adelante a través del área de Derechos Humanos. 

El funcionario nacional señaló que "la violencia no tiene género" ya que "afecta a todos por igual", y destacó que el Poder Ejecutivo promueve "el valor de la familia". En esa línea, manifestó que esa postura "resulta esencial para el bienestar de los individuos, para la armonía y cohesión social. Nosotros rechazamos la diversidad de identidades sexuales que no se alinean con la biología. Son inventos subjetivos", lanzó.

Clarín titula: 'Cúneo rechazó la diversidad de identidades sexuales'. ¿De qué valores habla Libarona? ¿De qué familias? ¿La del presidente con sus hijos perrunos? ¿Qué pasa con el resto de los funcionarios? ¿Cuál es la libertad que militan a ultranza? ¿Desde qué lugar puede hablar de valores y de familia cuando defendió a un abusador condenado como al ex gobernador tucumano José Alperovich? ¿Es posible rechazar la diversidad sexual, lo que existe per se? 

Y el título central, para la SIDE. Para pensar ese gran tema, sugiero leer la entrevista a Manuel Barrientos publicada en la página 3 de esta edición, en donde da cuenta de 'una trama que muchas veces ocurrió en la historia entre los servicios de inteligencia, la Justicia y los medios de comunicación'. 

Clarín narra una época a sus anchas. Una época horrible que deja a las grandes mayorías afuera, una época de niños que duermen sin cenar, donde los representantes del Ejecutivo defienden genocidas, donde se insulta y se persigue a cualquiera que piense distinto y lo exponga. Y fundamentalmente, donde las libertades individuales son avasalladas. 

El Gobierno, de liberal, solo tiene la peluca del presidente. Con una narrativa a medida lo sostienen los mismos de siempre.