'Después de la IA, el periodismo de la información rápida es cada vez menos necesario'
Por Martina Dentella
Para pensar el periodismo en tiempo real, los desafíos y virtudes de la Inteligencia Artificial y nuevas tecnologías, Cuatro Palabras entrevistó al Lic. en Comunicación Social (UBA) Manuel Barrientos, quien se refirió además al potencial del periodismo de soluciones, el diario en papel en ciudades pequeñas y medianas, y los recursos que hacen falta para generar notas de largo aliento y calidad. 'El periodismo de la información rápida es cada vez menos necesario, porque se hace cada vez más con IA, por eso hoy es más importante generar valor agregado que información', asegura.
-¿Cuál es hoy la función social del periodismo en general y del papel en particular?
-Hasta hace treinta años atrás, se decía que la noticia era algo que había ocurrido y con la irrupción del directo televisivo, los canales de noticias en directo todo el tiempo -que no es algo tan lejano- a lo que se suma la digitalización y las redes sociales, cambia el rol social del periodismo. Y la noticia pasa de ser aquello que había ocurrido a ser 'lo que está pasando'. Esa es una primera variación. La otra cuestión es que por ese 'ser lo que está pasando', se genera una sobreinformación porque todo el tiempo se están generando noticias. Entonces el rol del periodismo hoy no es solo informar sino también jerarquizar esa información, ver qué es lo importante de lo que está pasando. Y darnos un pantallazo rápido de qué opinar, por eso también hay cada vez más opinadores y menos informadores, porque en realidad informadores hoy somos todos. Hay un corrimiento cada vez mayor hacia la editorialización en los medios.
Más allá de eso, creo que también el periodismo hoy es muchas otras cosas, es brindar un servicio, es algo que pone en valor ciertas cuestiones y genera comunidad. Antes la comunidad era geográfica, hoy con el auge de la digitalización se generan comunidades digitales que trascienden esa barrera y por ahí va también el rol del periodismo.
-¿Cómo la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías están transformando la producción de noticias?
-La IA, las redes sociales, las tecnologías, están claramente transformado la producción de noticias, cada vez es todo más en directo. Simplifica mucho la tarea del periodista, eso hay que reconocerlo. Antes, la etapa de desgrabación y diagramación era más pesada. Se ha simplificado mucho el diseño, la fotografía, gracias a las herramientas digitales. Pero obviamente esto tiene un correlato, y es la posibilidad de trucar imágenes, que existe desde hace un siglo, pero ahora es más rápido y más preciso. Eso obliga a que el periodismo que uno quiere hacer, sea cada vez más de calidad, de largo aliento, que vea por sobre lo trascendente. El periodismo de la información rápida es cada vez menos necesario, porque se hace cada vez más con IA. Por eso es más importante generar valor agregado hoy que información. Y es poco un intento de combatir la desinformación o fake news. Hay que tener en cuenta que el periodismo convive y es fabricador de noticias falsas casi desde su nacimiento. Si uno observa los medios de fines del siglo XIX, medios norteamericanos que luego Orson Welles va a satirizar en El ciudadano, generando guerras con Cuba en 1998. Siempre hubo fake news, eso sí hay que tenerlo en cuenta.
-¿Es posible combatir la desinformación o fake news? ¿Cuál es tu idea sobre la relación entre periodismo de calidad y recursos?
-Creo que están enlazadas. Todos los avances tecnológicos casi siempre han generado asimetrías, también el desarrollo de la IA. Se suele hablar mucho de la democratización que generan las redes sociales, lo que queda cada vez más claro es que hay contenidos que se viralizan que están patrocinados, y hay mucha guita y recursos puestos en esa viralización. No es la idea del talento, la capacidad de poder generar contenidos que se viralicen, que tiene cierta incidencia, sino tener recursos que permitan que se viralicen esas noticias. Es muy efectivo. Siempre hay que tener en cuenta, a la hora de pensar en estos temas, que hay mucho dinero y empresas cada vez más concentradas que dominan esas tecnologías. Hay un ejemplo claro con Meta en Brasil, que muestra también que los estados, si bien tienen un peso cada vez más relativo, pueden poner en juego ese peso e intentar ciertos mecanismos de regulación. La empresa debió retroceder en varios sentidos. Para poder hacer periodismo de calidad que enfrente el auge de las fake news, que pueda hacer periodismo de datos, crónicas, investigación, requiere tiempo y el tiempo es dinero. Falta generarse esos recursos. En Argentina hay muchos casos de buen periodismo, algunos son en base a suscripciones, han generado ciertas islas de periodismo de calidad. Pero hay que tener en cuenta eso, son pequeñas islas en un mar que va por otro lado.
-¿Creés en el periodismo de soluciones?
-Definitivamente creo en el periodismo de soluciones. El periodismo, entre tantas cosas que puede hacer, debe contribuir a solucionar problemas cotidianos. Hay buenos ejemplos de distintos lugares del mundo, en particular en algunas ciudades de Estados Unidos y Europa. Por un lado de periodismo de datos que al poder hacer ese cruce de información y discernir en base a estadísticas qué está ocurriendo, dónde, en qué sectores. Son mecanismos muy buenos para combatir la desinformación pero también para generar políticas públicas y soluciones a los problemas comunes.
-¿Qué medios o periodistas seguís?
-Leo todos los medios, sigo mucho Cenital, Pagina/12, Tiempo Argentino, el DiarioAr, Letra P, me interesa mucho The Clinic de Chile, El País de Madrid, La Vanguardia de Barcelona, The Guardian. Después me parecen interesantes algunas cosas que hace La Política Online. Sigo muy de cenar todo el laburo que está haciendo Federico Poor en Cenital con temas urbanos.
-Como colaborador y lector de Cuatro Palabras, ¿qué desafíos enfrenta el medio? ¿Por qué no habría que renunciar al papel? (o sí)
-Justo este cuatrimestre una de las estudiantes de Periodismo de Investigación hizo un trabajo sobre los canillitas y los puestos de diarios en Argentina, cómo se están achicando, cómo en muchas ciudades está dejando de haber puestos de diarios o cómo se intenta reconvertir.
Y muchas se glorifica la reconversión de puestos de diario cuando en realidad han dejado su final central que es vender diarios y revistas. Entonces es un poco extraño porque pierde su fin.
En Argentina, en los años 90 se llegaron a vender cerca de cuatro millones de diarios por día, esa cantidad ha descendido muchísimo. Creo que los diarios de papel tienen un rol, especialmente en ciudades y chicas, como Chacabuco, donde el ritmo de vida no es tan vertiginoso y hay tiempo para la lectura. Después hay gente todavía está alejada de la idea del celular, de vivir conectado permanentemente hay personas mayores que tienen dificultad en acceso a las nuevas tecnologías o rechazo. Y ahí el papel tiene un rol importante. En ciudades como Chacabuco no hay tanta sobreinformación, entonces el diario puede contar un poco qué sucedió, no solo qué está sucediendo.
Hay muchos desafíos, hay una disociación muy grande entre la agenda mediática, política y social a nivel nacional. Los medios y la política hablan de temas que para la sociedad no son centrales. Y me parece que diarios como Cuatro Palabras pueden hacer intentos de acercamiento entre la agenda mediática y comunitaria. Hay temas que son importantes. Por ejemplo, en la vida de un pibe de ocho años, qué puede haber más importante que estar cerca de la Copa del Mundo, y el desafío es cómo desde el periodismo se puede poner en la cabeza de esos pibes, de los padres, de las madres. La crónica sigue siendo un eje central para eso, darle voz a esos pibes y pibas, contar qué significó puede ser muy rico. Un primer rol que tiene Cuatro Palabras, y que intenta hacer, es ser como un cronista de lo que pasa, del tiempo de Chacabuco.
La otra cuestión fundamental, es dar el salto en el periodismo de servicios y estructural, en pensar la ciudad. Chacabuco es una ciudad que necesita ser pensada y planificada a largo plazo, tiene muchas cosas que deben ponerse en valor. Y pensar cuáles son los desafíos, los problemas, las oportunidades que tiene la ciudad.