'No habría que perder al Luna Park'

Camilo Salussoglia es un chacabuquense que ha tenido la oportunidad de vivir una experiencia profunda en el estadio símbolo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Hoy corren rumores de su cierre y eso nos motivó a charlar con este colega que tiene un voluminoso anecdotario asistiendo como espectador, como boxeador y como periodista.
'El Luna Park es un emblema de la ciudad de Buenos Aires, no cabe ninguna duda de que es uno de sus íconos. Vos hablás de Buenos Aires y hablás del Obelisco, del Luna Park, de Caminito, de San Telmo y algunas cosas más, las insignias son esas. Yo lo compararía con el Obelisco; para mí es intocable', comienza diciendo Camilo, quien ubica sus primeras experiencias en el estadio en el año 1972: 'era muy joven y viví algunas peleas muy importantes, por ejemplo, la famosa de Carlos Monzón con Bennie Briscoe, en la que Monzón, en el noveno round, quedó colgado de las sogas mirando el reloj. Ahí recibió la ayudita de Víctor Avendaño, el árbitro de ese combate, que tardó un poquito en separar, pero bueno, de todas maneras eso no desmerece lo que fue Monzón, obviamente. También tuve el gusto, y el deleite, por sobre todas las cosas, de ver varias peleas de Nicolino Locche. Incluso en una, había juntado la plata para ir al ringside, era la primera vez, siempre iba a la tribuna especial. Era tanta la presión de la gente que quería entrar, que estaba afuera, sobre la avenida Madero, que la policía tiró gases y, como hacía tanto calor, los gases no subían y se metieron por abajo al estadio. Bueno, tuvieron que abrir y nosotros tuvimos que disparar y volver cuando se calmó la cosa'. Esa noche que recuerda el entrevistado fue el 17 de enero de 1976. Nicolino peleó contra el colombiano Emiliano Villa, después de casi un año de ausencia en el mítico estadio que estaba explotado de público.
Peleas memorables
Salussoglia cuenta que fue espectador de duelos de antología: 'durante mucho tiempo viajé, no digo todos los sábados, pero casi todos, a ver peleas al Luna Park. Fue una época dorada, la década del ´70, el principio de los 80, y los vi a todos, por suerte. En aquel tiempo los títulos argentinos eran a 12 rounds; estuve en la pelea de Horacio Saldaño con Abel Cachazú, en la que Cachazú cayó dos veces en el primer round y la terminó dando vuelta, finalizó en empate. Todavía sigo sosteniendo que había ganado Cachazú, pero bueno, por ahí me traiciona el corazón, yo quería que ganara Cachazú por la guapeza que había mostrado. Vi, a fines de 1975,cuando Ringo Bonavena le ganó a Raúl Gorosito en otra noche que el Luna Park reventó de gente.También estuve la única vez que tiraron monedas sobre un ring de boxeo: fue cuando le robaron la pelea a Santos Falucho Laciar contra el panameño Luis Ibarra'.
Nuestro interlocutor destaca asimismo que en el estadio porteño se desarrollaron espectáculos de mucha jerarquía, más allá del boxeo. 'Tuve la oportunidad de ver los Globetrotters, Holiday On Ice, los Seis Días en bicicleta. Y no nos olvidemos que en 1950 ahí se hizo el Mundial de Basquet'.
Con miralejos
En esta ensarta de recuerdos, Camilo trae una anécdota curiosa: 'La gente joven ahora no lo entiende, pero nosotros, al principio íbamos a la popular, por la cuestión económica. Ahí te alquilaban largavistas; pagabas el alquiler, dejabas el documento, y cuando terminaba el espectáculo devolvías el largavista y recuperabas el documento. Eso era porque había una distancia bastante importante desde la popular hasta el ring a la popular'. Otro dato llamativo que nos aporta Salussoglia: las tribunas mojadas. 'Antes de abrir las puertas, sobre todo en las peleas que tenían mucha convocatoria, mojaban para que la gente no se sentara, te quedabas parado y entraba más público'.
Como boxeador
'En marzo de 1973 ya fui a entrenarme al Luna Park, había comenzado mi carrera de boxeador amateur. Fui con Omar Gómez, un gran tipo más allá de ser un gran entrenador de boxeo; el querido ´Cabezón´ Gómez. Bueno, allá me quedé entrenando con Juan Carlos Pradeiro. Para mí era un sueño porque, a pesar de ser amateur, me permitían cambiarme en un camarín, que Pradeiro tenía para sus profesionales: Víctor Echegaray, el sanjuanino que peleó dos veces por el título del mundo, Mario Guillotti y Víctor Galíndez, que después fue campeón del mundo. Tenía 17 años y fue una muy linda experiencia porque conocí desde dentro a grandes boxeadores: vi los entrenamientos de Monzón, incluso tengo algunas fotos de esa época, conocí a Oscar Bonavena, a los grandes de ese tiempo'.
'En mi época amateur se hacía el programa Entre las Sogas y el Tango, los días miércoles, con Ricardo Arias, un gran periodista de La Pampa. La pelea de fondo era profesional y todas las demás eran amateus, pero no se hacían en el estadio, sino que se armaba el ring en el sector de entrenamiento, mucho más chiquito. Ahí me tocó combatir en una pelea a cinco rounds en la que empaté con un boxeador de Entre Ríos. Enrique Otero, que era el ayudante de Juan Carlos Pradeiro y trabajaba con nosotros, con los chicos', recuerda.
La etapa de periodista
Consultado sobre su experiencia como relator y comentarista de boxeo en el 'Luna', Camilo cuenta: 'empecé a ir con Radio Chacabuco, y a mezclarme con Horacio García Blanco, con Osvaldo Caffarelli, con quien después tuve la suerte de trabajar: él relatando y yo comentando, Julio Ernesto Vila, Osvaldo Príncipi, Ricardo Arias, Bernardino Veiga, aquel que relataba muy bien boxeo pero también era el que seguía la campaña de Boca y era famoso por eso, por supuesto Rubén Torri, un fenómeno de Córdoba, que venía todos los sábados a relatar el semifondo, cuando Caffarelli hacía la de fondo. Torri fue un excelente periodista, falleció hace muy poco; un gran tipo, un gran amigo, lo he visitado mucho en Córdoba, me honró con su amistad… 'Estuve con lo mejor del periodismo de aquel momento', evoca con emoción.
La gran noche de Chacabuco
El 12 de abril de 1980, con 34 años, en el legendario Luna Park, el chacabuquense Mario Omar Guilloti se consagró campeón argentino peso wélter al vencer a Eduardo Jorge 'Tito' Yanni luego de noquearlo sobre el final del 12° asalto, demostrando que la sabiduría no tiene edad. Para la historia del boxeo local, esa fue la velada más destacada. 'Eso fue grandioso', enfatiza Camilo, y remarca 'la forma que ganó Mario por knockout, en el último round, fue apoteótico. El festejo de todos los chacabuquenses que estuvimos allí, el Intendente de aquel momento abrazado y a los saltos da una imagen imborrable, dejando de lado la cuestión política por supuesto, estamos hablando de la parte deportiva y emotiva'. Igualmente, Salussoglia recuerda otra oportunidad en la que Guilloti protagonizó una gran pelea en el Luna Park: 'hubo una muy importante que Mario perdió con el mexicano que estaba muy bien rankeado, Rubén Vázquez Zamora. Perdió por la inflamación de sus ojos, no veía: recuerdo que el árbitro le hacía oscilar dos dedos y él dijo tres y dijo cuatro; evidentemente no veía y ahí el árbitro le paró la pelea'.
Finalmente, el entrevistado nos deja su firme convicción: 'no habría que perderlo, tiene una raigambre eso… Es como si mañana te dicen que van a hacer un cruce peatonal y van a voltear el Obelisco. A lo mejor el cruce peatonal es importante, pero es el Obelisco, busquemos otra solución.Y con el Luna Park pasa lo mismo, me parece que sería un sacrilegio. Habría que declararlo monumento histórico'.
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