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El domador de Rawson que trabajó en el circo de Buffalo Bill y fue invitado de honor de la Reina de Inglaterra

26/02/2025
El domador de Rawson que trabajó en el circo de Buffalo Bill y fue invitado de honor de la Reina de Inglaterra

HISTORIAS 

Utilizando como material el tronco de un cedro seco de la plaza principal de Rawson, un escultor de La Plata está finalizando una obra en homenaje a Zacarías Martínez, un gaucho de la localidad que allá por finales del siglo 19 estuvo en Inglaterra, donde trabajó en el circo de Buffalo Bill y conoció a la Reina Victoria, que lo felicitó por una valerosa acción que realizó. La obra escultórica, cuyo autor es el artista Fernando Anibal Rigone, iba a ser inaugurada el domingo próximo, como parte de los festejos por el 140º aniversario, que debido a las condiciones climáticas que se esperan finalmente fueron suspendidos.
Zacarías Martínez nació el 10 de junio de 1867 en Rawson. Siendo muy joven fue empleado en uno de los campos que el estanciero Eduardo Casey tenía en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Casey, un multimillonario descendiente de irlandeses, llegó a tener 72.000 yeguarizos y a ocupar cien domadores, entre quienes se contaba Zacarías.
El estanciero matizaba sus recorridas por los campos con largos viajes por Europa. En uno de ellos, estando en Francia, conoció a Buffalo Bill, que ya había finalizado en los Estados Unidos su trayectoria como integrante de una compañía de exploradores civiles que en Mississippi enfrentó a los indios Sioux, lo que lo convirtió en una leyenda viva de la conquista del oeste de ese país.
Aprovechando la fama, Bill, cuyo verdadero nombre era William Frederick Cody, creó un circo de grandes proporciones, en el que participaban jinetes de distintos países, con los que presentaba espectáculos en los que se simulaban combates entre 'blancos' e 'indios'.
A Casey el espectáculo lo deslumbró, al punto que buscó a Cody para felicitarlo y le propuso sumar a su equipo de jinetes a gauchos argentinos, a quienes definió como 'los mejores domadores de la tierra'. A Buffalo Bill la idea le gustó, pero puso reparos por lo difícil que sería traerlos desde la Argentina. Ante esto, el estanciero se comprometió a enviarle, por su cuenta y cargo, una selección de los más destacados domadores de sus establecimientos rurales, así como una numerosa tropilla de potros.
En efecto, al regresar al país, Casey seleccionó a quienes consideraba los mejores domadores que tenía en sus campos. Entre los elegidos estuvo Zacarías Martínez, así como otro gaucho de Chacabuco, llamado Bernabé Díaz. Completaban el seleccionado Marciano Gorosito, de Melincué; Ismael Palacios de Currumalán; Valentín Paz, de Salto, Manuel Gigena, de Rojas; Juan Pacheco, de Catriló; Celestino Pérez, de Navarro; Rosario Romero, de Venado Tuerto, y Abel Rodríguez, de Rojas.
El viaje hacia Inglaterra lo emprendieron el 4 de octubre de 1892, a través del vapor Magdalena. Junto a los gauchos fueron 200 potros criollos. Al cabo de cuarenta días de navegación, los gauchos desembarcaron en Southampton, uno de los principales puertos del Reino Unido.
Durante cuatro meses, los domadores argentinos convivieron con otros 500 jinetes de distintos países en el circo de Búffalo Bill, que era una gran pista de arena rodeada de grandes gradas con capacidad para 20.000 espectadores.
Para promocionar el espectáculo, Bill solía desfilar por Londres con todo el elenco, llevando a la cabeza de la columna un potro conducido por un norteamericano. Uno de esos días, al cruzar un puente, el animal se espantó, cortó el bozal y disparó. Un policía intentó detenerlo al otro lado del puente, pero el potro lo pasó por arriba y lo mató. Ante esto, Zacarías Martínez se largó a galope tendido, poniendo en riesgo su vida, y a las tres cuadras enlazó el animal y lo llevó al lugar de donde había partido.
La acción del gaucho de Rawson tuvo gran repercusión, al punto de que salió en la primera plana del diario The Times de Londres. Enterada de lo sucedido, la Reina Victoria quiso conocer a los domadores argentinos y los recibió en los jardines del Castillo de Windsor para saludarlos a todos, especialmente a Zacarías, el héroe de la jornada. 'Tenía cara de buena la abuelita', comentó luego Martínez, al referirse a la impresión que le causó el encuentro con la monarca.
Antes de emprender el regreso a la Argentina, los gauchos pasaron a visitar a Manuelita Rosas. El arribo a Buenos Aires los decepcionó, ya que nadie los esperaba, excepto sus familiares, mientras que en Londres se seguía comentando el espectáculo brindado por estos habitantes de las pampas argentinas.
Los restos de Zacarías descansan hoy en el cementerio de Rawson, la localidad que lo vio nacer, donde sus familiares aún conservan la casa en la que vivió.

 

 

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